Los días se me pasan sin darme cuenta. No me gusta esta expresión: "se me pasan" pero es que es la verdad. Y eso que apenas duermo mucho tiempo seguido porque estoy deseando ver y aprender. Ya falta poquito para mantenerme sentada y así poder jugar con mis juguetes preferidos. Ya los conozco y distingo. Cuando me los dan es como si estuviera con mis amiguitos. Además, ahora ya no tengo que mirar primero mi mano y después el juguete para agarrarlo. Ahora mi mano ya funciona, bueno se mueve, ella sola, casi, casi sin que yo la mande. Esto es estupendo y me pone muy contenta.
¿veis? dentro de nada ya no me caeré hacia delante
También descubrí la boca, mi boca, y me encanta llevármelo todo a ella para probarlo. Estas cosas que cuento son avances y progresos de mi cuerpo pero hay otras sensaciones que me gustan mucho más. Todas las mañanas, cuando llego a casa de mis abuelos, me enseñan los árboles, el sol o las nubes y me río mucho cuando hacen fotos del cielo.
Esta la hicimos desde el coche ayer por la mañana. ¿A qué es chuli?
También me gusta que me den importancia y que me traten como a una persona mayor. Ayer me dejaron participar en la preparación de la comida. Eso me ayuda mucho en mi aprendizaje. La comidita que ayudé a preparar me dijeron que es carne picada en rollo.
aun no dejan que la pruebe. Le dije a mi abuelo que publique la receta en su blog, en El Sexagenario.
Bueno, hoy no pienso más. Tengo que seguir aprendiendo.
Una sonrisita.
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